“En esta obra presenciamos la creación de una nueva naturaleza, de nuevos jardines colgantes que empleando luz, sombra y sonido, logran realzar las interacciones del ambiente y evidenciar sus efectos sobre el entorno. Esta instalación le da un uso creativo a la tecnología, para poner en valor lo que intuitivamente ya sabemos: el mundo está conectado en muchos niveles diferentes. En el ámbito científico, las llamadas moléculas de señalización se intercambian entre ellas según como nos relacionemos con los demás seres vivos; los cambios que provoquemos tal vez no pueden observarse directamente, pero son reales. En este sentido, al establecer una comunicación entre los espectadores y las plantas, el artista entrega un sutil mensaje que es necesario recordar: por cada una de nuestras acciones, hay una reacción en el medio ambiente.”
Ljiljana Fruk, 2014 (Texto completo)